22 de enero de 2010

CANTINERAS, SOLDADOS y TAMBORES


No es la guerra.
Es San Sebastián



Uno llega de otro lugar, sin alma de donostiarra, y no consigue fácilmente entender la emoción que se puede sentir saliendo a la calle aporreando un tambor. Se aproxima un poco más si ve a los chiquillos saltando al ritmo de la marcha de Sarriegi, cuando encuentra esa comunión entre el cuerpo y el alma que coinciden en cada donostiarra. Porque cuando se ha vivido oyendo cada 20 de enero ese soniquete imparable entonces se debe llevar ya para siempre en el alma. Y con la mayor naturalidad los chavales se hacen mayores queriendo vestir el traje, vistiéndose de soldado o de cocinero y aporreando el tambor o el barril de madera.
A uno le parece un poco más ridículo el papel de cantinerita niña bonita, a ser posible con falda corta y buenas piernas, cada vez menos frecuente –y gracias- en favor de las muchachas vestidas a la antigua.
Quien gusta de mirar y percibir encuentra sin embargo tanto dentro como en la periferia de la fiesta. En los márgenes suceden las paradojas y los divertimentos más sutiles.
Por fin, sin pretender sentirse donostiarra, el forastero termina percibiendo que quien desfila se lo pasa bien, quien mira desde la acera también. Así que si ellos son felices, también lo somos nosotros.
Pues que ¡Viva San Sebastián!
Cocineros y músicos















  
Sucede en la periferia

4 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo contigo en que para sentir la fiesta de San Sebastian, La Tamborrada o incluso el Alarde de Irun, Hondarribia, uno lo ha tenido que mamarlo desde muy niño. Pero cuando ves sus caras reflejando sus emociones, eso te llega y te transmiten haciéndote cómplice de su alegria, de su fiesta.

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  2. Soy un tamborrero que, cuando pretende racionalizar este ramalazo tribal, no entiende por qué se le pone la carne de gallina al tocar la Marcha de San Sebastián a las doce en punto de la noche y que comprende que desde fuera parezca ridículo, y estoy agradecido por la mirada bondadosa y empática de este texto y de estas fotos.

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  3. Gracias Ander por el espíritu común.
    Es cierto que repetidas veces he ido con las ganas de entender tanta emoción dentro de la tamborrada y siempre he llegado a la conclusión de que no puedo sentir igual sin llevarlo en el corazón.
    Eso me tranquiliza un poco porque evidencia que la globalización no lo destruye todo.

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  4. Me alegra encontrar personas que entiendan que las fiestas están llenas de sentimientos.
    Soy irunesa, y como buena irundarra, adoro los sanmarciales. Espero pacientemente cada día hasta que llegan estas fechas tan señaladas para nosotros.
    Entiendo que para las personas que no son de áquí es difícil entender como miles de personas podemos emocionarnos con las primeras notas de música del día 30, con la sonrisa de la cantinera, o con la emoción en los ojos de nuestro General.
    Pero esto es alo que llevamos muy dentro, y la verdad es que es muy difícil de explicar. Al igual que los sentimientos com el amor, o incluso el odio. Al fin y al cabo, los sanmarciales no son solo una fiesta, es un sentimiento... Y al igual que a nosotros, lo mismo les ocurre a los hondarribitarras y donostiarras.
    Y por cierto, os invito a que vengais a conocer la fiesta de cerca... =D
    Un saludo desde Irun...

    ...Irunesa...

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