2 de junio de 2014

Revisitar La Verna









La mejor excusa para volver a cualquier lugar es recibir un encargo para entregar un reportaje. Si te asaltara la pereza, estarás obligado a vencerla; si ya conocías el escenario, ahora le descubrirás caras nuevas; si te pareció aburrido, acaso le encuentres algún rincón interesante; y si lo disfrutaste, volver es lo mejor que te puede pasar.
Cuando supe que se abrían las puertas de la impresionante sala de La Verna busqué una razón para viajar a sus entrañas. Conseguí así mi primer reportaje y la primera excusa para divagar con mi equipo de espeleólogos por la cavidad. La inclusión de la cueva en el proyecto de un libro propició una segunda visita que buscaba el mejor momento de deshielos para fotografiar las cascadas que saltan en las tinieblas. Lo conseguimos. Un tercer reportaje, recién publicado, propició una tercera visita, ahora con el recorrido bajo las profundidades pirenaicas del río subterráneo en busca de las lagunas turquesas de la galería Chevalier y nuevas fotografías. Aún quedan tareas pendientes en La Verna. La galería Aranzadi, antiguo recorrido del río subterráneo pero ahora en seco, guarda algunas de las más bellas formaciones y estalactitas de la cueva y exige para alcanzarla una ascensión de casi un centenar de metros verticales por una cuerda fija. Todavía no la he visitado y me gustaría poder algún día llevar allí a mis amigos espeleólogos con la excusa de fotografiar sus encantos. Necesito la excusa de un nuevo reportaje.
No es una tarea fácil trabajar allí abajo; primero hay que llegar, después descubrir bajo la luz de las linternas donde están las imágenes que funcionan, buscar los ángulos y organizar los elementos. Después, dirigir al equipo, coordinar sus acciones e iluminación y disparar. Terminar una fotografía puede llevar una hora de trabajo y para ello es imprescindible una buena sintonía entre quienes estamos bajo tierra aguantando las demandas de un fotógrafo casi siempre insatisfecho. Gracias Idoia, Rober, Unai, Josu, César por la implicación.  El trabajo es duro pero la experiencia  estupenda. Y allí abajo comemos, reímos, aprendemos y… lo pasamos estupendamente.
La Galería Aranzadi nos espera todavía.








2 comentarios:

  1. Pues parece que Unai también estuvo, lo denuncia su cara y ese estupendo tupperware de "antxoak pla-pla eindde" típico ondarrutarra! ;-) Entre pitos y flautas, te estás haciendo una bonita colección de esta histórica cueva.

    Oier ADES

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  2. Si, claro que estuvo Unai. Le había puesto como Jon, me suelo liar con su nombre. Mejor que la colección, que no son muchas fotos aunque sí alguna interesante, son los buenos momentos que vamos pasando por esos agujeros. Y los que nos quedan, espero.

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