28 de noviembre de 2011

Fotografiar el clima

"Pyrénées à la croisée des climats" ha sido escrito por el periodista francés de ascendencia española Santiago Mendieta con el que me ha tocado durante varios años trabajar en numerosos reportajes por los Pirineos. Aprendimos juntos que la colaboración entre fotógrafo y periodista redunda en el buen resultado de los trabajos publicados pero además reporta enseñanzas adicionales a los profesionales y satisfaciones en el trabajo compartido.
Tras varios años por separado nos hemos vuelto a reencontrar en las páginas de un libro con un tema en el que trabajamos juntos hace tiempo y que Santiago Mendieta ha profundizado como sabe es deber del periodista comprometido: el clima. Un balance serio y bien orientado científicamente que se ha ilustrado con un buen número de fotografías de ayer y de hoy cuya responsabilidad me ha tocado cubrir en buena parte del libro.
Tormenta eléctrica

Ultimos habitantes de Jánovas (Huesca)

Aguacero en Marcadau. Vignemale. Pirineos

21 de noviembre de 2011

Montañas y fotografía en el taller


El MENDIFILMFESTIVAL de Vitoria-Gasteiz tiene su cita desde la segunda semana de diciembre reuniendo películas con la montaña y sus actividades como protagonistas y escenario. Más convocatorias se suman a la programación que se desarrollará entre el 12 y el 20 del último mes de 2011: un curso de producción de vídeo de montaña y un taller de fotografía en montaña son las principales porpuestas off.
En el taller de fotografía proponemos descubrir cómo mirar y cómo se trabaja un modo personal de fotografiar, reflexionar sobre las claves del disparo fotográfico en la montaña y estudiar  qué funciona y por qué en las imágenes fijas del paisaje o los deportes que practicamos al aire libe. Y tampoco olvidaremos repasar las técnicas básicas y asomarnos a las más cautivadoras y modernas prácticas al uso para indistintamente poder utilizarlas o ser capaces de escapar de ellas. Dos jornadas intensas, de estudio y de campo para mirar de modo certero sobre madera, piedra, roca y horizontes. Con cámara de fotos o sin ella, porque se trata sobre todo de mirar.
Las inscripciones tienen plazas limitadas y están abiertas hasta el fin de noviembre.



17 de noviembre de 2011

Peligro: cazadores


Visten de verde, algunos lucen un machete a la cintura, todos llevan consigo un walkie-talkie –a menudo ilegal-, se agrupan en cuadrillas de diez o más “amigos” y aparcan notables hileras de todoterrenos bien dotados. Tomarse un café antes de la amanecida en estos tiempos de otoño supone convivir con ellos en una barra casi monopolizada por lo verde. Y esto obliga a escuchar peripecias de lo cotidiano estos fines de semana de citas para las batidas, monterías o esperas de caza.
-         Yo para una cierva no voy a ningún lado, si fuese un buen macho y te dicen que además hay muchos jabalíes, todavía; hay cazadores que van a por carne, y eso la mayoría, pero yo sólo voy si hay buenas piezas, si vas a encontrar un poco de emoción…
-         Anda, que decir por la emisora que había matado un arrendajo, eso si se hace no se dice…son de esos jóvenes que en cuanto ven algo moverse tiran
¿Qué tiene que ver esto en las historias de un fotógrafo montañero?, me dirán. Pues simplemente que fotógrafos y montañeros madrugamos y todos amamos ese territorio donde el aire es puro y el viento limpio y donde acostumbramos a cruzar miradas de horizontes largos con carreras o vuelos de animales libres. Nosotros a veces soñamos con llevarnos eso en imágenes. Ellos, los de verde, almuerzan bien casi siempre, pasan frío a menudo, se esfuerzan lo mínimo, erosionan en abundancia con sus potentes 4x4, siembran el paisaje de cartuchos. Son depredadores instintivos pero no por eso alejados de la tecnología. Sus perros ya llevan collar con gps y hasta hay aplicaciones para localizarlos con el móvil. Pero eso no impide que uno se los cruce -a los perros y a los cazadores- unos buscándose a otros tras una montería, unos a pata, extraviados, los otros en su todoterreno  rastreando la onda del gps.
Entre todos, sólo algunas cosas en común.
Lo dice la señal: ¡peligro: cazadores!


11 de noviembre de 2011

FOTOGRAFO BOMBERO



Eso le llamo yo a ser el que soluciona las emergencias. Emergencias provocadas por otros fotógrafos incapaces –perdón- de terminar sus trabajos como debieron. Lo digo con la experiencia de quien ha apagado muchos fuegos, ha sido llamado a última hora para solucionar una portada, para salvar el encargo de otro o para completar con imágenes de archivo un trabajo inconcluso.
Se preguntarán algunos por qué existen fotógrafos bombero. Existimos porque hacemos valer nuestro currículo al recibir una propuesta y eso cierra puertas; existimos finalmente porque somos blandos y aceptamos ser el parche que necesitan los directores de arte; porque, aunque parezca inverosímil, los editores pagan ciertos “peajes” con algunos fotógrafos en un intercambio en el que nunca está pactada la calidad. Y finalmente deben recurrir a terceros de confianza para salvar su expediente.
He venido a escribir esta reflexión porque acabo de hacer la portada de una revista francesa cuya única foto con mi firma será esa. El autor del reportaje de Xareta debería haber entregado alguna de las imágenes de su reportaje válidas para ese destino y no lo hizo pero terminarán pagándole un trabajo mal hecho.
Me queda un orgullo añadido a la duplicidad en esa profesión de fotógrafo-bombero: nunca en treinta años nadie necesitó llamar a otro para completar mi trabajo.

6 de noviembre de 2011

OTOÑAR: Fotografiar el otoño


Dice el diccionario de la Real Academia Española que otoñar es para las personas "pasar el otoño". Para mí es fotografiarlo y como acabo de pasar varios días "otoñando" no me puedo resistir sin contarlo. Porque cada año aporvecho cualquier excusa, bien sea el reportaje que tengo entre manos, un viaje en tránsito hacia otro lugar o simplemente unos días de excursión, para escapar hacia el otoño. Recuerdo siempre esa expresión de que "nos quedan cuatro otoños" refiriéndose a lo efímero de la vida y entonces concluyo que es preciso aprovecharlos. Unas veces porque el calendario no acompaña con las posibilidades, otras porque la estación no es lo bastante propicia, otras porque el año no es tan hermoso como quisiéramos... la cuestión es que efectivamente nos quedan cuatro para disfrutar. Conclusión redundante: aprovechémoslos.
Este año es excepcional, o así me lo está pareciendo, en los bosques de Euskal Herria, incendiados de colores durante muchos días continuados, espectaculares en los gradientes de ocres y amarillos, convirtiendo poco a poco el follaje en manto húmedo en el suelo.
Fotografiar por puro instinto el bosque es un encuentro casi ritual con la naturaleza, con el sonido de la hojarasca al pisar sus alfombras, con el olor húmedo de las nieblas y la sorpresa desvelada tras sus formas fantasmagóricas. Vale la pena sentirse vivo. Se lo recomiendo a cualquiera, incluso sin cámara de fotos.