27 de mayo de 2014

Un trípode en el cielo



ARATZ y AIZKORRI
Ya tengo un trípode en el cielo. Así le dicen quienes lo fabrican y ponen a punto. Tiene cuatro hélices, un esqueleto de plástico y de sus tripas cuelga una cámara estabilizada. Le dices desde tierra a donde quieres que vaya, que suba, que baje que mire aquí o allá y cuando lo que ve te emociona un poco pulsas el disparador.
Como herramienta es una buena ayuda para quienes disfrutamos con los ángulos inéditos.
Prefiero volar de verdad y pedirle a mi piloto rumbo, altura y orientación pero el precio es desorbitado y a él y su máquina no me los puedo llevar conmigo allí donde voy. Este cuadrúpedo me acompañará ahora a menudo. Las perspectivas del patrimonio, los paisajes, las vistas ayer imposibles cobrarán nueva vida imaginada.
Para muestra unos cuantos botones de las primeras pruebas. ¡A volar!






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